Maria Dios Zetterlind

María Dios Zetterlind
Directora de Infantil y Primaria

 

George Steiner, filósofo, ensayista, especialista en literatura comparada y teoría de la traducción decía que “todas las lenguas y cada una de ellas cartografían un mundo posible, un calendario y un paisaje posibles. Aprender una lengua es ensanchar inconmensurablemente el provincianismo del yo. Es abrir de par en par una nueva ventana a la existencia”.

 

Posteriormente, ya con 88 años, explicaba el “sencillo ejercicio” de memoria que realizaba para frenar las acometidas de la demencia. “Me levanto, voy a mi pequeño estudio de trabajo y elijo un libro, no importa cuál, al azar, y traduzco un pasaje a mis cuatro idiomas. Lo hago sobre todo para mantener la seguridad de que conservo mi carácter políglota, que es para mí lo más importante, lo que define mi trayectoria y mi trabajo. Trato de hacerlo todos los días… y desde luego parece que ayuda”, declaraba.

 

Steiner es un ejemplo paradigmático de la importancia y beneficios existenciales, académicos y profesionales que aporta una educación basada en el multilingüismo a una edad temprana, y no por esa condición ciertamente excepcional que lo distingue como uno de los intelectuales más brillantes del siglo XX, sino por una vida y una trayectoria forjadas desde la infancia en los mismos valores humanistas, de ansia por aprender, comprensión, tolerancia y respeto a la diferencia y la diversidad que, como educadora de estos niveles, estoy convencida aporta una educación multilingüe.

 

Un “viaje” que marcará su existencia

 

Y es que, precisamente en esas etapas iniciales de la vida, el cerebro se muestra más moldeable y receptivo para satisfacer su ingobernable curiosidad y vencer los obstáculos derivados del aprendizaje de otras lenguas. Por eso resulta determinante fomentar la enseñanza de idiomas a unas edades en las que todo es experimentación y nada es obligación, cuando los niños, solemos decir coloquialmente, absorben como esponjas el conocimiento y nuestra vocación pedagógica adquiere su verdadera dimensión al encauzarlos en ese viaje iniciático que marcará definitivamente su existencia.

 

Es, indudablemente, una enorme responsabilidad, pero imagino pocas tareas más gratificantes y reconfortantes que comprobar el éxito de unos métodos con los que, en pocos años, los alumnos pasan de balbucear una lengua ajena a asumirla como propia y comunicarse en ella con asombrosa desenvoltura y naturalidad.

 

Vencer prejuicios socioculturales

 

No obstante, se trata de un proceso fuertemente condicionado por el contexto en el que se produce, que aún ejerce cierta resistencia y que obliga a vencer determinados prejuicios socioculturales que censuran este tipo de enseñanza argumentando un exceso de sobreexposición o saturación de los más pequeños, justificando así la defensa de un aprendizaje exclusivo del idioma materno y posponer la educación multilingüe a etapas posteriores.

 

Y aunque existen numerosas teorías que certifican que la estimulación neuronal asociada al proceso de aprendizaje de varias lenguas desde la infancia predispone el cerebro a mejores reacciones ante conocimientos de ésta y cualquier otra naturaleza, es el trabajo diario y la experiencia acumulada la que nos demuestra que la educación multilingüe es la puerta de acceso a un mundo que, en caso contrario, los niños jamás podrían franquear.

 

Así, en un contexto social, político y económico cada vez más globalizado, el aprendizaje de lenguas desarrolla la capacidad y sensibilidad necesarias para comprender otras culturas y otras realidades sin caer en la estereotipación gratuita. Porque son los idiomas, con el apoyo actual de las nuevas tecnologías, los que históricamente han conectado el mundo.

 

El multilingüismo trasciende la educación

 

El multilingüismo trasciende hoy en día aspectos exclusivamente educativos y constituye parte estratégica de los mandamientos de las más importantes instituciones mundiales. Bajo el lema “Unidos en la diversidad”, la Unión Europea reconoce la contribución esencial que hacen la diversidad lingüística y el aprendizaje de lenguas al proyecto europeo, y establece como prioridad la mejora de la enseñanza y el aprendizaje de lenguas.

Según la UE, las lenguas unen a las personas, abren puertas a otros países y a sus culturas y afianzan la comprensión intercultural. El dominio de las lenguas extranjeras, proclama, tiene un papel fundamental a la hora de mejorar la capacidad de empleo y la movilidad y mejora la competitividad económica de la UE.

Objetivos que necesitan el oportuno compromiso político, como el recogido en las Conclusiones del Consejo Europeo sobre multilingüismo de 2014, en el que los Estados miembros se comprometieron a potenciar la cooperación en el ámbito del multilingüismo y mejorar la eficacia de la enseñanza de lenguas en los colegios.

 

Por otro lado, la Asamblea General de la ONU reconoce el multilingüismo como valor básico de la Organización y factor esencial de la comunicación armoniosa entre los pueblos, facilitador de la diplomacia multilateral, el diálogo y el entendimiento.

Pero el éxito de estas ideas o el cumplimiento de cualquiera de estos objetivos y compromisos supranacionales sólo tendrá sentido con el respaldo imprescindible del propio núcleo familiar, modelo y referente vital para el alumno, donde esa metafórica ventana al mundo siempre debe permanecer abierta. Porque, como ilustraba gráficamente el propio Steiner para lamentar el arraigo a un solo país o a una sola lengua, “los árboles tienen raíces, yo tengo piernas. Y es un gran avance”.