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Vanessa Grimward, MEd
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Según una encuesta realizada por UNICEF y Gallup en 21 países en 2021, una media de uno de cada cinco jóvenes (19%) afirmó que a menudo se sentía deprimido o tenía poco interés en hacer cosas. Si bien en España esta cifra fue significativamente más baja, uno de cada diez (11%), parece evidente que aún tendremos que descubrir los efectos totales y a largo plazo de la actual pandemia global en lo que a la salud mental de nuestros jóvenes se refiere. Con el aprendizaje online desde casa, recorte en las interacciones sociales con otros niños y adolescentes, mayor exposición al estrés y a la tensión dentro del hogar como resultado de la reducción de todas las actividades normales y, para muchos, la enfermedad grave o la pérdida de seres queridos, no sorprende que haya un mayor interés colectivo dentro y fuera de los colegios para apoyar y promover la salud mental y el bienestar de nuestros jóvenes.

 

Por lo tanto, no ha de extrañarnos que, por primera vez en la historia, el informe sobre el Estado mundial de la infancia de UNICEF se centre en la salud mental en reconocimiento del hecho de que, “cuando ignoramos la salud mental de los niños, socavamos su capacidad de aprender, trabajar, construir relaciones significativas y contribuir al mundo”.

 

El papel del colegio

 

El hogar y el entorno afectivo son factores clave que contribuyen a la salud mental. Las relaciones positivas, cálidas y abiertas en las que los niños no tienen miedo de expresar sus ansiedades internas contribuyen de manera significativa a favorecer el desarrollo de conductas adultas sólidas y equilibradas más adelante en sus vidas. Sin embargo, cada vez más en nuestra sociedad occidental, las familias pasan más tiempo separadas y, por lo tanto, se puede dedicar menos atención a cuidar el bienestar de nuestra descendencia, en un momento en el que es fundamental hacer justo lo contrario.

 

Si bien el papel de los padres es clave, no podemos ni debemos ignorar el papel del colegio a la hora de minimizar los riesgos y maximizar las oportunidades para desarrollar el bienestar mental. Para que esto suceda, y para que sea profundo y significativo, esta atención al bienestar no puede ser esporádica ni sin planificación previa: necesariamente debe estar integrada en la propia cultura y esencia de la comunidad escolar como parte del tejido del entorno de aprendizaje, un pegamento que une los objetivos académicos y holísticos del colegio.

 

Relaciones de respeto y colaboración

 

Los niños, como los adultos, necesitan relaciones sociales positivas. Anhelan la aceptación de sus compañeros y de sus profesores, y buscan activamente formar parte de un grupo. Necesitan una pertenencia. Los experimentos al respecto muestran que sentirse excluido llega a causar dolor físico: Un estudio de Harvard, con ahora casi 80 años, investigó esta cuestión durante 50 años para concluir que las buenas relaciones son en realidad el factor más importante que contribuye a favorecer la salud física y mental.

 

Además de sentirse integrados, los niños deben estar expuestos a experiencias de aprendizaje positivas. Los estudiantes que están motivados para aprender y no temen cometer errores en el aula, necesariamente desarrollan una mayor confianza en sí mismos y se sienten mejor consigo mismos. Creo firmemente que el deber de la dirección del colegio es fomentar un espíritu escolar que promueva la enseñanza y el aprendizaje de alta calidad en un entorno de respeto y colaboración.

 

Por último, una escuela responsable se comprometerá a desarrollar la compasión y la empatía de los estudiantes, proporcionando experiencias tanto dentro como fuera del aula para que los estudiantes comprendan su lugar en el mundo y sus responsabilidades para con quienes los rodean. En palabras del doctor Richard Davidson, fundador y director del Centro para Mentes Sanas de la Universidad de Wisconsin: “Al igual que con el lenguaje, todos nacemos con la capacidad de ser compasivos, pero debemos estar expuestos a las situaciones indicadas para poder aprenderlo”.

 

Compromiso, Comunicación y Acción

 

Para que un colegio atienda todos los aspectos del bienestar de los estudiantes, incluido un enfoque cada vez mayor en la salud mental, la consideración del siguiente marco de tres pasos establecido por UNICEF, dentro del propio contexto escolar es, creo, clave:

  • Compromiso: liderazgo escolar fuerte para impulsar el desarrollo y un enfoque proactivo para cuidar la salud mental, similar a la atención que siempre se ha dedicado al bienestar físico, incluyendo un compromiso con el desarrollo profesional de figuras clave que apoyan el desarrollo más individual y a nivel de tutoría de nuestros estudiantes, por ejemplo.
  • Comunicación: garantizar que los estudiantes se sientan seguros para expresar sus pensamientos y sentimientos dentro del colegio y ofrecer múltiples vías para que cada niño lo haga a título personal: encuestas de aprendizaje y bienestar de los estudiantes, consejos estudiantiles; política de puertas abiertas con los líderes escolares…
  • Acción: desarrollar prácticas dentro del entorno escolar, respaldadas por políticas aprobadas y publicadas previamente, que busquen minimizar los riesgos que puedan tener un impacto negativo en el bienestar de nuestros jóvenes, al tiempo que maximizar los niveles de protección que apoyan no solo a los estudiantes sino también a sus familias.

Formación del profesorado

 

Sin embargo, los directivos de los colegios y los profesores no son expertos en salud mental. Necesitan aprender la “ciencia del bienestar” para poder aplicarla de la mejor manera dentro y fuera del aula si queremos que los esfuerzos anteriores tengan un impacto duradero y significativo. El Grupo de Colegios Cognita ha desarrollado el paquete de formación a medida para el personal docente “Be Well, Learn Well” que aborda directamente los fundamentos tras los 3 factores físicos que contribuyen al bienestar (sueño, dieta, ejercicio) así como los 3 factores mentales y emocionales (conectar, hacer, dar). En ELIS Murcia, todo el personal docente ha iniciado la formación con este fin en nuestra firme convicción de que todo niño necesita ante todo estar bien para aprender bien, y que estar bien y aprender bien les conducirá a VIVIR bien.