María José García Pérez

Coordinadora de Necesidades Educativas Especiales y Adjunta de Protección del Menor

 

Con todo el tiempo libre que suponen las vacaciones de verano se hace más necesaria aún la supervisión de la exposición en línea de nuestros hijos. Si tienes un hijo preadolescente seguro que está deseando entrar en el mundo de las redes sociales y te presionará diciendo que sus amigos sí tienen.

El reglamento europeo establece que la edad mínima para tener una cuenta de redes sociales son los 16 años, después, cada estado miembro puede decidir una edad en concreto. En España, la LODPGDD pone el límite en los 14 años.

No obstante, el anteproyecto de ley orgánica para la protección de las personas menores de edad en los entornos digitales en la exposición de motivos declara que, debido a la evolución, no sólo de la tecnología digital, sino también de su uso por los menores de edad, ha sido tan exponencial que puede resultar inapropiada su utilización precoz; dada la madurez que requiere el uso de determinados servicios, plataformas, sistemas y contenidos digitales y por ello, eleva el consentimiento para el tratamiento de datos personales de 14 a 16 años.

Según un estudio sobre “El Impacto de la Tecnología en la Adolescencia” llevado a cabo por UNICEF*, el 98,5% de los menores están registrados en al menos 1 red social y el 83,5% en tres o más; además, el 61,5% tiene más de un perfil de una misma red social. Este hecho resulta preocupante, ya que puede indicarnos que los menores que crean una cuenta secundaria pueden utilizarla para otros fines, como creación de un perfil falso aparentando más edad y así contactar con personas mayores, o incluso, para compartir contenido más íntimo, memes o publicaciones que no subirían a su cuenta normal. El nombre de estas cuentas suele ser su nombre, algún signo de puntuación y la palabra “priv” de privado. Es cierto que, cuando crean esa cuenta secundaria, su perfil es privado y solo aceptan a gente que conocen o de más confianza, pero aún así, todo lo que se cuelga en internet, ya sea público o privado, aunque sea accesible a un reducido número de personas, corre el riesgo de ser difundido.

Debemos concienciar a los menores sobre la importancia de no compartir información sobre su ubicación o actividades en tiempo real, y sobre cómo ajustar las configuraciones de privacidad en redes sociales para protegerse de accidentes digitales.

En ELIS somos plenamente conscientes de ello y consideramos muy importante la educación digital de nuestra comunidad, tanto como parte de nuestra formación como docentes, como ofreciendo charlas formativas, talleres, etc. a nuestro alumnado y a nuestra comunidad de padres.

Es crucial que padres y educadores tomemos medidas proactivas para educar y proteger a los jóvenes en el uso de las redes sociales, incluso es necesaria una vigilancia constante y orientarles hacia uso responsable de estas herramientas. Por ejemplo, el uso de hashtags también puede presentar riesgos. Es un término asociado a un tema, insertando el símbolo # antes de la palabra, frase o expresión. Cuando la combinación es publicada, se transforma en un hipervínculo que lleva a otras publicaciones relacionadas al mismo tema. Existen muchos hashtags que a los padres nos pueden advertir de un riesgo:

  • #ANA: Anorexia.
  • #MIA: Bulimia. Utilizado por usuarios que presumen de esta condición en sus perfiles sociales, incentivando que los puedan ver como referentes.
  • #SELFHARMMM: Autolesiones.
  • #YOUTUBEAZUL: Se utiliza cuando entre menores se quieren dar acceso a contenido pornográfico o sexual porque no es accesible a través de sus dispositivos, para saltarse los filtros de control parental.
  • #HATER: Se utiliza cuando hay una persona generando un discurso de odio entre los seguidores de una comunidad.

Identificar que nuestros menores utilizan estos hashtags en sus publicaciones en redes sociales es una señal de alerta que debemos atender antes de que sea demasiado tarde y puedan incurrir en una práctica que tenga repercusiones o consecuencias para su salud, tanto física como mental.

 

 

*Andrade, B., Guadiz, I., Rial, A., & Suárez, F. (2021). Impacto de la tecnología en la adolescencia. Relaciones, riesgos y oportunidades. Madrid, UNICEF. Disponible en: Presentación TRIC (consaludmental.org).

*“Curso de Coordinador de Bienestar y Protección del Alumnado. Recursos para el coordinador de bienestar y docentes de centros educativos”. Mi Huella Digital.